“Las docentes rurales somos testigos privelegiadas del costo humano de este modelo basado en transgénicos y agrotóxicos”
Diseminadas entre las millones de hectáreas donde se producen intensamente commodities de exportación como soja y maíz, hay cientos de escuelas rurales donde estudian miles de niños y niñas lo que les enseñan cientos de docentes: todxs ellxs expuestxs al contacto con los agrotóxicos que el modelo agroindustrial aplica cada vez en mayores cantidades.
Atrás de los slógans sobre “sustentabilidad”, “progreso” o “desarrollo” elaborados por las grandes corporaciones del agronegocio y repetido por la enorme mayoría de nuestra clase política, se desarrolla cotidianamente una tragedia difícil de dimensionar y que expone con toda crudeza la barbarie del experimento a cielo abierto al que está expuesto el pueblo argentino.
En medio del silencio de autoridades, organismos de control, muchos gremios, colegios profesionales y agrupamientos de productores, son cada vez más las voces que se levantan dejando en evidencia complicidades que van desde lo más pequeño y cotidiano, a lo más general y perverso.
Ana Zabaloy es parte de la Red Federal de Docentes por la Vida, que en buena parte del país denuncia las situaciones a que son expuestas las escuelas rurales, junto a sus trabajadorxs y sus niños.